Ese 7 de diciembre de 2019 ya sabía que iba a visitar por primera vez Brandsen y todo el mundo de Tamara Castro con lo que ello implicaba. Sin embargo un hormigueo recorrió todo mi cuerpo ese día imaginando lo que vendría.
A eso de las 18 llegamos a la Plaza Yrigoyen. Al descender del vehículo ya se aspiraba aroma a folclore, a tradición, al perfume dela esencia de Tamara hecha canto. Divisar el Anfiteatro con su nombre y subir a él es como haberse subido al Trono de ella, al Pedestal de Artista Indiscutible, al Monte Olimpo de su Grandiosidad. Luego hacer unos pasos y estar de pie en su Monumento y ante su tumba. Nos temblaba las piernas, la piel se nos erizó, el corazón latía más fuerte que de costumbre. No sabíamos si hacer una reverencia, aplaudir, mirar al cielo o hincarnos a rezar. Sentíamos como que una fuerza magnética y energizante nos rodeaba en ese momento en ese lugar. Sólo atinamos a cerrar los ojos, tocar el Monumento y mirar al cielo tratando de conectarnos y encontrar respuestas a nuestras sentidas preguntas.
Y luego pasar por su antigua casa. Allí en silencio para nuestros adentro cantamos el tango Nada. Aquéllo de " ... he llegado hasta tu casa yo no sé como he podido si me han dicho que no estás, que ya nunca volverás, si me han dicho que te has ido. Cuánta niebla hay en mi alma, que silencio hay en tu puerta ... ". Y después recorrer, las calles, ver las construcciones, advertir la historia misma de Brandsen. Y todo, todo nos hablaba de ella: la gente del pueblo que la añora, amigos que nos contaron de sus experiencias con la " Negra ", las paredes se nos hacían con imágenes de Tamara y en cada arteria céntrica vislumbramos el correr de la sangre del canto de la Embajadora Cultural de Brandsen.
Y al final arribamos al Club Social en dónde sucedería el Homenaje. Ingresar allí, ver la gente callada y sentada, viendo el escenario con fotos de Tamara y escuchando la voz de la Nena de Brandsen fue conmovedor, fue como estar asistiendo a misa y estar escuchando la voz de Dios, en éste caso la voz de la Diosa del Canto. A posteriori vibramos con las notas realizadas con su mamá, hermano, amigos, intendente, etc. Ellos poseen mucho y les quedo buena parte de la savia de Tamara, de su alegría, sueños, carisma, etc. Cada palabra de ellos era como un tesoro guardado que estaban sacando con el nombre de la " Negra ". Y en el Templo del Homenaje, en el púlpito { escenario } de Tamara nos tocó subir para presentar su Portal y su Poema Canción. Un silencio mágico, religiosos, respetuoso cubrió el salón. A la vez presentí que el alma de Tamara y los fantasmas de su voz recorrían agradecidos y sonrientes la superficie del lugar. Una tenue luz allá arriba semejó ser el guiño cómplice de Tamara encantada y enamorada de una velada así. Nuestros espíritus, los de los allí presentes también vivenciamos recíprocamente el paroxismo celestial y colectivo que nos produce el canto de la " Tamara " que anida en cada uno de nosotros.
Tamara Castro merece su MUSEO y su HIMNO ya. Mientras tanto sus fieles seguirán repasando sus bíblicos cantos hasta la próxima misa { su Homenaje } que nos congregará para entre todos volverla a sentir en cuerpo y alma.
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GLENN MILLER
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