La aparición de Tamara Castro en la gran escena de la música popular coincidió con aquella camada de artistas conocida como "folklore joven", un movimiento que promovió nuevas figuras de la música de raíz nativa en los grandes escenarios nacionales, que parecía llenar de vida a un género que hacía tiempo no proponía novedades de alcance masivo.
Ese fenómeno fue mediáticamente bastardeado hasta el hartazgo, pero algunos artistas pudieron sobreponerse, especialmente si hicieron méritos por encima de los vaivenes de ese mercado que obligaba a producir en serie -y no siempre en serio- a las nuevas figuras. Mientras más jóvenes, mejor.
Tamara fue una de ellas. Prescindió de toda esa parafernalia para seguir componiendo e interpretando piezas de raíz folklórica, y se dedicó -convencida de que era el modo de ser conocida-, a recorrer el país con su guitarra, su voz, y un estilo que la diferenciaba de otros exponentes del "género joven".
Con 34 años recién cumplidos, esta joven nacida en Ensenada, partido de La Plata, que había mamado el folklore desde chiquita, no dejó nunca de recorrer las rutas argentinas para llevar su música a todos los rincones posibles. Su trabajo representa también el trabajo de cientos de artistas que se juegan la vida por su pasión o por sus ideas, con la guitarra al hombro.
Su primer disco y su primer gran Cosquín coincidieron en 1998, año en el que Tamara estrenó sus Pasiones, con el sello de las canciones de Jorge Milikota. La producción seguiría con Revelaciones, Pasiones, Revelaciones, Resplandor, Lo mejor de mí, Endechas y La patria digna.
La muerte de Tamara Castro deja trunco un proyecto de gran artista y ofrece al mismo tiempo una muestra de esa vida de riesgo que no es sólo color de rosas. Porque un artista no sólo sube a un escenario, canta, cobra y se va. Dedica sus días a crear y a recrear; sufre las ausencias, extraña el hogar, y a veces resigna su propia vida por una vida nómade e inestable.
Tamara Castro terminó su carrera -que tenía demasiado por delante- en pleno camino, entre concierto y concierto. Entre canción y canción.
Tamara Castro.
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